GEOGRAFÍA - PAÍSES: Polonia - 4ª parte

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Polonia - 4ª parte


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Historia

a ubicación del pueblo polaco en la gran llanura noreuropea, sin ningún límite natural bien definido, ha constituido un factor fundamental para su desarrollo histórico. Codiciado por sus potentes vecinos alemanes y rusos, pero también invadido por austríacos, suecos y otros pueblos, el territorio polaco ha sufrido continuas convulsiones: desde constituir uno de los mayores estados de Europa Oriental, hasta no existir como ente independiente. Por ello, las continuas invasiones, expansiones y modificaciones territoriales definen en síntesis la historia de Polonia.

El establecimiento de tribus eslavas provenientes del este durante los ss. VI y VII constituyen la base del actual poblamiento y cultura polacos. A lo largo del s. IX emergen las primeras formaciones que pueden considerarse protoestatales en la llanura entre el Oder y el Vístula, y ya en el s. X los eslavos de la tribu de los polans convierten su territorio en un principado regido por la familia Piast, la primera gran dinastía polaca. Con su conversión al cristianismo, en el 966, el principado entra en un período de expansión suprimiendo las diferencias tribales con los pueblos eslavos vecinos, y con el desarrollo de la agricultura y el papel civilizador de la iglesia.

En 1024 Boreslau I extendió sus dominios hasta Moravia y logró ser proclamado como el primer rey polaco, aunque entre el 1079 y el 1295 Polonia fue reducida de nuevo a la condición de ducado. A lo largo de estos siglos, los conflictos internos de la nobleza y la presión de los pueblos germánicos por el oeste debilitaron al país, que en 1241 fue invadido por los mongoles. A principios del s. XIV la presión expansiva de los pueblos germánicos sobre los territorios de Pomerania y Silesia, inició una larga época de luchas contra la organización militar-religiosa germánica de la Orden Caballeros Teutónicos.

A lo largo de casi tres siglos de lucha, Polonia se mantuvo en una situación de fuerte poder político, reforzado al unirse, en 1385, a Lituania, gracias a lo cual sus ciudades gozaron de una gran prosperidad. Tras la Guerra de los Trece Años (1454-66), la Orden Teutónica fue definitivamente disuelta, y a Polonia se anexionaron finalmente Prusia Oriental, Pomerania y las ciudades de Gdansk y ToruL, alcanzando, bajo el reinado de Ladislao III, la máxima extensión del estado polaco, desde el Báltico al mar Negro, y de los Urales al río Oder. La muerte del último rey de la dinastía en 1573 (Segismundo II), inició un proceso en que la asamblea nobiliaria (la Dieta) se otorgó el derecho a escoger monarca.

Aunque pobre y en continuos desacuerdos entre sí, la nobleza polaca siguió manteniendo un poder que ahogó el surgimiento de una importante burguesía, y llevó al país a un estado de decadencia. A comienzos del s. XVII la capital del reino fue trasladada de Cracovia a Varsovia. Entre 1648 y 1668, Polonia es atacada e invadida simultáneamente por Rusia, Suecia y Brandemburgo. El debilitamiento del país y la cada vez mayor influencia de las potencias extranjeras sobre la Dieta, condicionaba las elecciones reales y obligó a una progresiva cesión de territorios a prusianos, rusos y austríacos.

Los levantamientos patrióticos contra esta sucesiva erosión del territorio propiciaron que en 1795 Rusia, Prusia y Austria se repartieran definitivamente todo el territorio. Salvo en un efímero Gran Ducado de Varsovia impuesto por Napoleón (1807), el estado polaco desapareció hasta 1918. Durante todo el s. XIX se sucedieron las sublevaciones nacionalistas en todos los territorios ocupados, obteniendo como respuesta feroces políticas de germanización o rusificación, así como fortísimas represiones.

Durante la Primera Guerra Mundial la Polonia rusa fue invadida por Alemania y Austria, implantando, junto a los territorios de Varsovia y Lublin, el nuevo reino de Polonia. Pero su derrota final permitió el establecimiento de un estado polaco plenamente soberano, tras el Tratado de Versalles. Alemania entregó casi toda la provincia de PoznaL y de la Prusia Occidental, así como parte de Prusia Oriental y de la Alta Silesia. Gdansk fue declarada ciudad libre, mientras que los soviéticos reconocían al nuevo estado polaco como una línea fronteriza casi recta entre Letonia y Rumanía.

El período de entreguerras estuvo marcado por el golpe de estado del general Józef Pilsudski (1926), quien instauró un régimen totalitario hasta 1935. Mientras, Polonia aún pudo agrandar más su territorio, con la anexión de parte de Ucrania (gracias a la débil situación de la joven U.R.S.S.), y de la Checoslovaquia desmembrada por Adolf Hitler. Sin embargo, Polonia se convirtió finalmente en la primera víctima de sus dos estados vecinos. Las reivindicaciones territoriales de la Alemania nazi empezaron a referirse, a partir de 1939, a la devolución de Gdansk (Danzig para los alemanes), y a un acceso directo mediante una carretera a la región de Prusia Oriental, que quedaba aislada del resto de Alemania por el llamado Corredor Polaco del río Vístula.

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